El libro cayó de la estantería. Sus letras, signos.., se esparcieron por el suelo donde, a modo de “sopa de letras”, se pudo descifrar:
“No soportaba más que nadie me leyera”
Ilustración de Tama66 en Pixabay
Texto de ©Manuela Fernández Cacao. Todos los Derechos Reservados.
Muy expeditivo!
ResponderEliminarUn abrazo.
Intrigante frase. Un abrazo.
ResponderEliminarQué lástima. Un beso
ResponderEliminarUn libro muy cansado
ResponderEliminarSe me cayó el reloj al suelo y mi hija siendo chiquitina me dijo que suerte que no se ha roto el cristal se hubieran escapado todas las horas. Me lo has recordado con tu admirable micro. Abrazos
ResponderEliminargrandioso querida un aplauso
ResponderEliminarUna pincelada de creatividad!
ResponderEliminarAbrazo Manuela.
Un suicidio literario en toda regla. ¿Alguien le echará en falta? Seguramente no.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si, aunque si uno lee los libros los personajes tienen que ponerse a trabajar, danzar, amar y morir.... lo cual les produce stress.... mientras nadie lea, estos personajes descansan, cero stress....
ResponderEliminarTal vez quiera reescribirse... Suele ocurrir. A quién no?
ResponderEliminarAbrazo, Manuela.
He comprado tu libro esta en camino a mi casa Un abrazo
ResponderEliminarmucha
Muchas gracias, espero que lo disfrutes, ya me dirás :))
EliminarBEsisss...
Ese libro estaba casado, seguramente de tanto despropósito que nos rodea!!
ResponderEliminarExcelente micro!!
Besicos muchos.
Un libro tímido y delicado, lo nunca visto.
ResponderEliminarManuela, un micro muy original y cortito, cortito.
Que tengas un buen domingo.
Buen giro, nunca me había puesto a pensar en los sentimientos de los pobres libros. Estás ahí tan a gustito en la estantería y vienen a sobarte, a pasearte o llevarte a sitios horribles...
ResponderEliminarDe todas formas, habría que tener cuidado con esas palabras, si juntas todas las letras de un libro al azar, quizás pueda salir cualquier cosa.
Un libro que nunca se abre está pidiendo ayuda.
ResponderEliminarAsí se sienten algunas personas. Se esparcen descomponiéndose en porciones de ideas que un día fueron coherentes y ahora fraccionadas se asemejan a locuras
ResponderEliminar¿No sería un libro de autoayuda?
ResponderEliminarSaludos,
J.
Coñ.. (perdona por la expresión) ¡Cómo me ha gustado!. Un libro rebelde quejándose de su razón de ser. Solo por eso lo buscaré, lo intentaré leer y esperaré a que la amenaza surta efecto y me muestre su rebeldía aunque, me temo, que solo por eso, no lo hará.
ResponderEliminar¿Mueren entonces, también los libros,
ResponderEliminarde abandono y desamor?
¿Son sus lágrimas de tristeza
las que tiñen de amarillo
sus despreciadas páginas?
Entonces yacen en las estanterías
como ancianos en un asilo
esperando la muerte...
Una pena que no callera en mis manos pues soy una lectora acérrima y seguro que lo había leído.
ResponderEliminarSaludos amiga.
Magnifico microrrelato, como nos tienes acostumbrados.
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