Aunque a menudo se confunde cuento con relato y con
microrrelato, hay que tener claro que los tres son géneros literarios distintos.
Hoy
hablamos del relato.
Primero decir que el relato no es un género menor, de hecho es
un género difícil que exige destreza en el autor. La brevedad que lo determina,
suele abarcar desde una página a 20 o 30 como mucho, lo convierte en un desafío
literario.
Como características…
La
redacción debe ser directa, cada elemento debe estar perfectamente ajustado. Todo
lo que se dice debe ser por y para algo y lo surplefuo hay que eliminarlo. No
es difícil que el borrador de un relato ocupe cinco páginas y una vez revisado
ocupe dos. Las tijeras es el mejor aliado para conseguir un relato efectivo.
Digamos
que el relato no es tan elíptico como el microrrelato, pero tampoco tan
explícito como la novela.
Abarca
un solo conflicto, un asunto a resolver, una circunstancia, un problema que se
presenta al comienzo y que en breve debe desarrollarse y finalizar.
No hay
espacio para subtramas, como tampoco lo hay para detalles suprefluos en
descripciones de escenas o ambientes,
aún así, la transmisión de la historia debe ser clara.
Del
mismo modo, los personajes son pocos y se presentan de manera rápida, sin
largas descripciones.
El autor debe sostener un ritmo que atrape al lector de
principio a fin, ya sea a través del misterio,de la emoción o de la tensión narrativa. La
cuestión es que el relato debe mantener al lector cautivo sin permitir que la
intensidad decaiga.
Por todo
lo dicho anteriormente, el principio debe ser interesante. El primer párrafo
debe introducir al lector en la circunstancia de la que trata la historia.
A veces,
se consigue si cuando has escrito la historia completa, cortas todo lo anterior
que sea circunstancial, y dejas que el comienzo sea desde que vemos que la
historia es interesante.
Por último, un buen relato debe dejar una resonancia que
perdure más allá de la lectura y para ello necesita un final brillante, abierto
o cerrado, pero brillante. ¿Cómo conseguirlo? Todas las historias tienen múltiples
posibilidades de cierres. Analízalas. Entre todas ellas, puedes optar por la
que mejor se ajuste a la historia en sí, o por aquella que resulte más
inesperada (siempre que sea coherente y no parezca sacada de la chistera). Si
elijes lo predecible, el lector olvidará tu relato al cerrar el libro. Si
elijes lo sorprendente no se olvidará con facilidad. Sí, es justo lo que se
pretende: dejar huella.
Edgar Allan Poe, Murakami, Anton Chéjov, Franz Kafka,
Hemingway… son algunos de los autores que elevaron al relato a su mayor
relevancia, haciéndolo digno de competir con la novela de igual a igual en
profundidad, complejidad y poder emocional.
Sí, yo soy escritora de relatos y reivindico que no hace
falta una novela para contar algo inolvidable.
©Manuela_ferca
.