Título: Las cartas que nos tocan
Autor Ramón Gallart
De venta en Amazon
El autor en Internet:
twitter @Ramon__Gallart
Instagram ramon__gallart
Leer esta novela ha sido como estar junto a alguien que te
cuenta una historia. Tal cual, la misma
sencillez que una narración oral.
Relatado en primera persona, pareciera que el protagonista te
hablara, con diálogos donde el autor no utiliza signos, ni cambios de renglón… a pesar de ello debo decir que se
entiende perfectamente, no se presta a equivoco. No sé si es una práctica
habitual del escritor o solo de esta novela, pero le pone un rasgo personal y
la hace cercana. Ya lo he dicho, tal como un audiolibro.
Es una obra fácil de leer, amena, en la que a través del
tiempo la vida de los personajes se van viendo afectados por la acción a
veces y otras inacción de los mismos. Porque la vida es así, hay quien se deja
zarandear como un cometa y hay quien inquiere toda la fuerza posible para llevar
su propio camino pero, en cualquier caso, es la vida quien reparte suerte. El
título es perfecto.
“¿Tú crees que es posible cambiar cosas, cosas
importantes, de tu vida, sin dejar de ser uno mismo?” Se pregunta un
personaje de la obra, esta pregunta es fundamental en la novela, es el mensaje
subliminal de toda ella.
El lenguaje es sencillo incluso simpático, se ve que el
autor tiene destreza en el arte de expresarse. Una narración directa,
continuada, natural, palabras del argot de la calle, sin aforismos ni
culturismos, nada, Ramón Gallart no tiene que dar cuentas de su cultura, de su
vocabulario, no es necesario, solo quiere transmitir su mensaje a través de su historia,
una historia que como la sinopsis dice, habla de amistad, lealtad, amor,
sentimientos que acompañan a la vida.
Los personajes me resultan totalmente definidos entre ellos,
cada uno tiene personalidad propia y por esto felicito al autor, ha hecho un buen
trabajo. Es más, echándole imaginación diría que si fuese una película le daba
el Goya de personaje secundario al llamado “brigada” un tipo singular cuyas
intervenciones, aunque escasas en la novela, brillan.
En cuanto al protagonista no es un héroe, no es un luchador,
ni un víctima, es una persona de carne y hueso que “juega con las cartas que le
ha tocado”. Hacía mucho tiempo que no me encontraba con un personaje así, de
los de a pie, que puede ser tu vecino, el hijo del panadero, o el que viene un día
a arreglarte el televisor. Por fin un protagonista que no es ni guapo ni feo,
ni atractivo, ni ideal. Como lectora este hecho me ha acercado al personaje, quizás sea mi antítesis en cuanto a actitud ante la vida, pero también lo
soy del héroe, con la salvedad de que
este personaje, está más cerca de mi mundo, de mi entorno, que lo que lo está el
héroe. Y esto, para mí, le da puntos a
la novela. Ya tenía ganas.
El hilo de la novela es una montaña rusa: ahora paseo, ahora
cojo una curva, ahora viene un precipicio…
igual que su protagonista que comienza su vida dejándose llevar, hasta
el momento en el que comienza a tomar
decisiones acertadas o no pero que le van llevando a estadios inesperados para
él mientras ve que en su entorno pasa lo mismo, solo pueden moverse entre los
parámetros que la vida les va otorgando.
La novela tiene “algo” que como lectora me ha resultado muy
curioso, muy especial. Pero vamos a hablar con el autor a ver qué descubrimos…
El autor de una novela “reparte las cartas” a sus
personajes. ¿En algún momento de la obra has querido cambiarle la suerte a
algún personaje de lo que tenías previsto? ¿Quién puede más en ese caso, la
coherencia narrativa, el mensaje a transmitir, la complacencia hacia el
lector…?
—Hola Manuela.
En primer lugar, y antes de contestar, quisiera darte las gracias por haber
leído mi novela y tomarte un tiempo para reseñarla y tener esta conversación.
Lo que ocurrió
con esta novela fue muy curioso, y yo soy el primer sorprendido. Tenía toda la
historia en la cabeza (con decirte que las últimas líneas fueron las primeras
que escribí…). Y más aún que la historia, tenía muy claros a los personajes (a
los más importantes, sin duda): sus maneras de ser, sus rasgos de
personalidad…, y claro, sus “destinos”, lo que iba a pasar con ellos. O sea que
no, que en ningún momento tuve la opción de cambiarle la suerte a nadie. Pudo
más, en este caso, la coherencia con los acontecimientos que yo sabía que iban
a tener lugar, y que no podía impedir ni cambiar sin traicionar a todo aquello
que había sido construido previamente en mi imaginería.
Cada uno de los personajes de tu novela tiene entidad
propia ¿cómo has abordado su creación?
—Bueno, el
gran teatro del mundo, ¿no?, ya lo dijo Calderón. Todas las personas con las
que nos relacionamos: familia, amigos…; pero también los que solo son
conocidos, o personajes públicos, o personajes literarios… Nuestras
experiencias e intercambios sociales son la base de cualquier conocimiento que
tengamos de los demás, de los actores de este gran teatro. Como te dije, tenía
a los personajes en la cabeza: sabía quiénes eran, cómo eran, su procedencia y
su destino. Entonces, hablan y se comportan en consecuencia. Es un ejercicio de
coherencia y de “correspondencia”. No fue difícil, la verdad.
¿Qué le dirías a alguien que no está acostumbrado a leer
novelas para convencerle de que leyera la tuya?
—Bueno, si
alguien no suele leer novelas debe de ser por algo. Antes de intentar
convencerle, me gustaría saber el porqué de su “no lectura” de novelas.
Aventuro una respuesta: “me aburren” (pueden ser muchas otras). Y aquí es donde
le puedo convencer y asegurarle que, aunque esta novela podrá gustarle o no, lo
que es seguro es que, con su lectura, no se va a aburrir. Es un sin parar, ja
ja… de cosas que ocurren, de sorpresas, de giros narrativos. Una gran
satisfacción como escritor sería que un lector te dijera: “no leo novelas… pero
la tuya la he leído”. Y si encima te dice “me ha gustado”, pues ya… éxito
total.
¿Algún escritor cuyas obras o trayectoria literaria te
sirvan como referente?
—Muchos, la
verdad. Durante toda mi vida he devorado libros (de todo tipo, pero mucha
ficción, sin duda). Sin poder decir que me sirvan como referente a la hora de
escribir (hay tantísimos y, para mí, tan buenos), quiero citar a una escritora
y a un escritor por los que siento una especial devoción: Mercè Rodoreda y Borges.
Para ti qué debe primar en una novela ¿un mensaje a la
sociedad, que el lector se entretenga…?
—Para mí (y
esto es una opinión muy particular), que el lector se emocione con la lectura.
Y luego más cosas, claro, como bien dices. Pero, sobre todo, que aquello que se
cuenta haga “sentir” muchas cosas al lector. Y esto ocurrirá a partir de la
historia y, por añadidura, de otros requisitos más “básicos”: si no está bien
escrita, si es aburrida, si las descripciones no se acaban nunca, si los
diálogos no tienen “chispa” …, pues difícilmente nadie se emocionará con ella.
Cuando comenzaste a escribir esta novela, ¿pensabas ya en
publicarla o fue una decisión posterior? En cualquier caso ¿qué te ha hecho
decidirte a publicar?
—Cuando la
empecé ni por asomo pensaba en publicarla. Luego, su lectura por parte de mi
esposa (exigente lectora, y muy objetiva) y algún amigo (una de ellos un gran
escritor, por cierto), y sus buenas opiniones, me animaron a buscar una
editorial. Había una interesada, pero sus plazos de publicación eran a tan
largo plazo que decidí publicármela en Amazon, con la ayuda de un muy buen
maquetador. Conservas los derechos, lo controlas todo, y Kindleunlimited es una
buena opción para llegar a mucha gente. Pero no la encuentras en ninguna
librería tradicional. ¡Qué le vamos a hacer! En cualquier caso, interactúas
mucho con otros escritores, y con lectores, a través de las RRSS, y esto es muy
gratificante, divertido y estimulante.
¿Alguna novela entre manos que puedas avanzarnos?
—He terminado
un libro de relatos. Su título: “Desde las nubes”. Son 24 relatos que tratan,
todos ellos, sobre el apasionante mundo de las parejas. Lo estoy acabando de
revisar, y luego ya, maquetar y publicar.
Algo que añadir…
—Conozco parte de tu obra, Manuela, y espero dentro de
poco conocerla toda. Tus relatos me hicieron “sentir” muchas cosas. Pero quiero
decirte algo sobre tus microrrelatos. Tengo una teoría sobre este género, tan y
tan difícil, basada en el mundo pugilístico: una novela te tiene que ganar a
los puntos; un cuento o relato corto te tiene que ganar por KO; y un
microrrelato te tiene ganar por KO… ¡en el primer asalto! Tus microrrelatos,
sin duda, se ajustan a esta premisa. Son, todos ellos, una maravilla del
ingenio y de la precisión.
Ramón Gallart, estaré pendiente de la publicación de tus relatos. Gracias por traer tu novela a este blog, un lugar de encuentro, un lugar amigo.
©Manuela Fernández Cacao
Parece muy interesante. Un beso
ResponderEliminarSusana
EliminarLo es, gracias por pasarte por aquí día tras día.
BEsisssssssssssssssssssss
Muy bonita reseña y entrevista. Asi da gusto .
ResponderEliminarUn abrazo.
Campirela_
EliminarEs la buena literatura la que da gusto, y los buenos lectores como tú.
ABrazossss
Qué entrevista tan cautivadora. Me ha parecido que si las preguntas eran inteligentes las respuestas no desmerecían en absoluto
ResponderEliminarJoaquín
EliminarSon las respuestas, no hay una mala pregunta que un buen entrevistado no sepa darle la vuelta para disimularla.
SAludosssssssssss :)) :))
Puede gustarme, pero de momento me falta tiempo para el retraso que llevo. Gracias y un abrazote
ResponderEliminarEster
EliminarA mí me pasa lo mismo, tengo una lista de reseñas, un montón de libros en casa, otro que quiero comprar para leer... ¡No me da la vida!
BEsissssssss :)) :)) :))
Me parece un autor con mucho camino por delante. Su frescura parece ser la clave de esas historias que cuenta.
ResponderEliminarGracias por compartir. Un abrazo
Albado
EliminarEso es, es la frescura de su narración la que cautiva. Eso es.
ABrazosssssssss
Dado el extenso artículo tuyo sobre la obra más la entrevista al autor, excelentes trabajos ambos, me preguntaba según iba bajando la página: ¿quedará espacio para dejar un abrazo?
ResponderEliminarY, ¡et voilà!
Abrazos Manuela. :))))))
Ernesto,
EliminarPara un abrazo siempre habrá un lugar preferente.
ABrazosss
No sé si se pueden cambiar las cosas de la vida sin dejar de ser uno mismo, pero sé que se han de intentar cambiar las cosas, al menos las que no nos agradan.
ResponderEliminarBenedetti decía: Uno generalmente no puede hacer lo que quiere, pero tiene todo el derecho de no hacer lo que no quiere.
Un saludo.
Tot Barcelona
EliminarCompletamente de acuerdo.
SAludos.