Hace muchos años, según caminaba de regreso a casa después
de un largo día de trabajo, vi de lejos un escaparate de una tienda muy
pequeñita que me llamó la atención. Es una tienda muy antigua —tanto como
exquisita—. Estaba decorada con motivos de navidad.
Crucé
hacia ella como quien le llaman por su nombre y acude.
El escaparate lucía con cajas redondas, lazos, bombones, sedas, bolas, luces… y un ángel. A mí me encantan los ángeles y ante mí se presentaba uno que me resultaba precioso. Pequeño, con un traje largo y pomposo de terciopelo rojo, y una trompeta dorada en un brazo.
Cada vez que pasaba por allí, cruzaba de acera para ver de
cerca al ángel. Dudaba comprarlo porque cuando se trabaja mucho para poder
cobrar a fin de mes, cuesta también mucho gastarlo y al fin y al cabo era una
figurita, por cierto, la tienda no es nada barata, ¡Nada! Total, que me tentaba
entrar a por él, pero como nunca he querido ser caprichosa me retenía. Hasta
que me dije que en cuanto mi trabajo diera rendimiento entraría y me lo
llevaría a casa.
Pronto llegó ese día.
—Hola, quería ese ángel que tienen en el escaparate.
—¿Este?
—Sí.
Cuando lo tuve en la mano, me di cuenta que los faldones del
ángel escondían un montón de onzas de chocolate en forma de pajaritas.
—¿Se lo envuelvo de regalo?
—Sí.
Aún conservo, por supuestísimo, ese ángel, es el que ilustra
este post.
Este ángel era un sueño que yo tenía y se hizo realidad.
Hay sueños de todos los colores. Hay sueños blancos como los de los niños por los juguetes de navidad; los hay violetas como los de los enamorados por alcanzar un beso; los hay verdes, si, de esos no hablo.
También los hay de todos los tamaños. Los hay grandes, como el
sueño de un artista por pasear por la alfombra roja de Hollywood; pequeños,
como los sueños de saltarse la dieta un día y comerse un plato de patatas
fritas con huevo y chorizo; e inmensos como abrir una escuela en un país del
tercer mundo.
En común
tienen que son ilusiones. Una ilusión es lo que da impulso a comenzar el día, a
levantarse, a ir hacia delante, a trabajar…
La
ilusión, sea como sea esta, de cualquier tamaño y color, es el motor de la vida
y de ahí lo necesario que es que todo el mundo tenga una y quien no la tenga se la
invente.
Hoy os traigo este sueño mío —rojo, pequeño— que un día tuve.
Con él deseo, de corazón, que se hagan realidad los vuestros. Eso sí, tendréis
que luchar por ellos, un sueño no es un milagro, pero no os apuréis, aquello que dijo Coelho
en el Alquimista: “Cuando realmente se desea algo, el universo conspira para
que lo consigas” os puedo asegurar que es cierto. Hacedme caso, yo no os
miento.
Os deseo unas felices fiestas, que transcurran en paz y
sosiego y si puede ser con unas risas mejor que mejor. Eso sí, tened cuidado
con el virus, es peligroso e invisible.
Texto y fotografía de ©Manuela Fernández Cacao. Todos los
Derechos Reservados.
Felices fiestas. Es un ángel precioso. Un beso
ResponderEliminarMuy feliz Navidad Manuela. Preciosa la historia del ángel que nos cuentas. Los deseos están ahí, y lo mejor, el hacer lo posible por conseguirlos. Espero que este nuevo comienzo de año nos traigas los mejores deseos y que se puedan llevar a cabo. Besos :D
ResponderEliminar¡¡¡Feliz Navidad!!!
ResponderEliminarUna entrada llena de ilusión y esperanza. Hay deseos que nunca se cumplen, hay sueños que no se hacen realidad, pero es Navidad y puede que sueños y deseos se unan en uno solo pero muy grande.
ResponderEliminarPido salud para todos, sé lo que es perderla, por eso lo reitero, un año hermoso y saludable para ti y todos tus seguidores.
Un abrazo y FELIZ NAVIDAD.
Felices fiestas, Manuela y que se cumplan tus mejores deseos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Feliz Navidad.
ResponderEliminarUn ángel y un relato precioso.
Vamos a pensar que si se harán realidad muchos de esos sueños. Y si no ahora quien sabe, quizás mas adelante-
ResponderEliminarBesos
No siempre se cumple poder alcanzar lo que se desea, pero hay pequeñas ilusiones que si somos capaces de alcanzar.
ResponderEliminarFelices fiestas navideñas.
Así veo yo estas fechas llenas de ilusión de miradas hermosas y ambientes agradables y bondadosos. Un abrazo enorme y Feliz Navidad
ResponderEliminarno estoy de acuerdo con esa frase, o no del todo. Las cosas hay que pelearlas, la inspiración debe pillarte arremangado y listo para la faena... pero, a veces, eso no es suficiente, me gustaría que fuese así, pero puedes intentar algo con todas tus fuerzas y fallar. No por eso hay que rendirse, claro, la gracia, es eso, intentarlo y ser cada vez un poco mejor.
ResponderEliminarUn precioso cuento que nos llena de esperanza y ganas de Navidad a pesar del panorama que se contempla.
ResponderEliminarBesos llenos de deseos de que tengas una Feliz Navidad.
Que las bolas del árbol, se conviertan en deseos cumplidos. Que la salud sea fuerte como el tronco y que sobre las ramas y sus hojas, no deje de nevar copos de abundante inspiración.
ResponderEliminarBon Nadal !
Suerte para todos durante todo el año.
ResponderEliminarEntrañable historia para una época en que el alma tiende a tener muy afinados todos sus sentidos.
ResponderEliminarPreciosa historia, precioso ängel.
Un abrazo, Manuela.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!
Que la ilusión no le falte a nadie, aunque pueda parecer una misión imposible en algunos casos.
ResponderEliminarMe alegro que pudieras ver satisfecha tu ilusión con esa figurita angélica.
Felices fiestas!!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHizo bien en comprar aquel ángel. Es anhelo perseguido y su posesión fruto del esfuerzo, como son muchas de las cosas de esta vida, en especial de las buenas acciones, que requieren la fuerza de la voluntad.
ResponderEliminarUn saludo y Feliz Navidad.
La ilusión es un motor en la vida.
ResponderEliminarY los sueños se cumplen, ¡claro que se cumplen!!!!
Felices fiestas Manuela.
Que todo lo mejor llegue a tu vida.
Abrazos.
Hola Tanto tiempo Felices Fiestas
ResponderEliminarUn abrazo
Así es hay que intentar hacer realidad los sueños.
ResponderEliminarFeliz salida y entrada de año.
Un sueño que se desea con frecuencia, se cumple. A veces, la realidad supera lo que se había deseado, porque nuestros sueños tienen una dimensión limitada, como nosotros mismos. Pero quien puede hacerlos posibles, como sugiere Coehlo, hace que el universo entero se implique hasta hacerlo posible, y...nos desborda.
ResponderEliminarTambién te deseo lo mejor, para terminar el año y para cada día del nuevo año. Y que no falte la salud y el punto de imaginación y de ilusión.
Un relato muy bonito y sentimental. ¡Feliz 2022!.
ResponderEliminarAbrazos.