Fue feliz cada minuto de su vida. Sentía cómo la libertad transitaba
por todo su cuerpo. Nadie que le
obligara, que le intimara. Comía, dormía, procreaba... Eligió dónde morir, en
una cueva, rodeado de plantas, a media luz.
Cuando murió lo reemplazaron por otro pez, este de más
colores que luciera en la pecera.
Texto y Fotografía de ©Manuela Fernández Cacao. Todos los Derechos Reservados.
Esto es irse en paz y armonía.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alfred
EliminarÉl así lo sentía y quizá sea eso lo que importe.
ABrazoooo
Te ha quedado una metáfora muy buena.. y triste.
ResponderEliminarEs verdad, si logras vivir sin ver los barrotes de la jaula, serás feliz para siempre. Lo jodido es cuando los ves, porque entonces ya no puedes dejar de sentir su presencia.
Beauséant
EliminarAunque parezca mentira, a veces la ignorancia da la felicidad.
SAludos
Si era feliz eso le basta. Un beso
ResponderEliminarSusana
EliminarSip, se ve que fue feliz y eso es importante y quien sabe si lo más importante.
BEsis.
Un pez en una pecera, un delfín en un acuario, una iguana en un terrario, un pájaro enjaulado, animales criados en cautividad (zoológicos, los llaman)... El día que el hombre metió la mano, rompió el delicado equilibrio que dispuso la naturaleza para todas las especies, y pervertimos la libertad, la de verdad. Pobre reino animal, tener que vivir con el ser humano.
ResponderEliminarCabrónidas
EliminarEl ser humano no deja de ondear la bandera de la libertad como exigencia vital, pero pisotea la de los animales. Un desatino, una incongruencia, una salvajada el comportamiento con los animales.
SAludossss
Mari Carmen,
ResponderEliminarEn cierto modo es así, vivimos en una pecera, cada uno en la nuestra.
ABrazossss
Nunca imaginaría siquiera ese final,me gustó,gracias,cariños.
ResponderEliminarFiaris
EliminarTu comentario es un cumplido para mi. GRaciasssss...
Como texto creativo, a publicar y comentar entre amigos, bienvenido. Así como a su autora, que parece que se reincorpora a estos espacios tras el paréntesis veraniego. :))))))) Pero...
ResponderEliminarComo bien sabemos quienes escribimos por estos lares, no siempre texto y comentarios reman en el mismo sentido. Gracias a Dios, pues si así fuese estos medios serían "infumables".
Por ello, y dejando clara mi amistad con la autora y el consabido respeto por sus trabajos, me pregunto:
¿Fue feliz realmente?
Abrazo Manuela.
Ernesto
EliminarMi reincorporación no es definitiva, aún ando muy liada. A ver si la semana que viene estoy al cien por cien.
Tu comentario ha dado en diana. ¿Existe la libertad como tal o es relativa a cada uno de nosotros? ¿La libertad existe o es una utopía? ¿Lo importante es la felicidad o la libertad?¿Lo que conocemos es lo que existe para cada uno de nosotros o solo es parte? ¿Lo que importa es lo que sintamos o lo que exista?...
He intentado escribir un relato que dé para pensar, y por lo que leo lo he conseguido y por ello os doy las gracias a todos.
ABrazosssss
Oh, pobre pez.
ResponderEliminarAlexander,
EliminarBueno, él dice haber sido feliz, ¿por qué le vamos a dar nosotros el disgusto de llevarle la contraria? :)) :))
SAludos.
Al final no sé, pero he debido de borrar los dos comentarios, todo por una falta ortográfica, en cualquier caso está claro que para él, la vida que tenía era en libertad.
ResponderEliminarUn saludo.
Ángel,
EliminarYo no he visto ninguna falta ortográfica, no me he dado cuenta, en cualquier caso hasta los mas ilustres escritores necesitan de un corrector antes de publicar.
En cuanto al pez, efectivamente si no conoces otra cosa no te falta nada y por lo tanto te sientes en libertad. Lo que no tengo claro es si el desconocimiento hace una realidad.
BEsis.
Una entrada con un trasfondo filosófico que nos podría llevar a hablar de razón, voluntad y libertad, pero mejor lo dejamos en la prisión de ese “pobre” pez. Aún no creo que hayamos llegado a ser grandes peces sometidos a una forma de aceptar el mundo y la sociedad según la ideología de unos pocos, pero puede que camino de ello llevemos.
ResponderEliminarUn saludo.
desdelaterraza,
EliminarYo no estoy tan segura de no haber llegado a ese extremo. Si estudiamos marketing, redes sociales, si conocemos ciertas actuaciones de los distintos gobiernos a escala mundial... nos damos cuenta que estamos siendo manejados, que nuestra voluntad está siendo llevada a un lado o a otro, a actuar o a ser pasivos, a sentir tal necesidad o tal otra... por tanto no vivimos en una libertad absoluta. Por otro lado ¿la libertad absoluta no es una utopía? Tienes razón, me he metido en materia filosófica, uffff...
SAludossss
Larga vida al pez.
ResponderEliminarSaludos,
J.
José A. García
Eliminarlarga vida al pez... y a su memoria.
:)) :)) :))
SAludos.
Una libertad a medias, pues no era libre para salir de su pecera. Pero como debía ignorar lo que había más allá del cristal, se contentaba con lo que tenía. Y es que quien no se contenta con lo que tiene es porque no quiere, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Josep Mª
EliminarPues mira, ese matiz no había salido hasta ahora en los comentarios y está muy bien traído. Efectivamente hay quien para no complicarse la vida se conforma, actitud que hay que respetar.
BEsis.
Muy interesante tu entrada Manuela.
ResponderEliminarBesos.
Conchi,
EliminarMe alegra que te guste :)) :)) :))
BEsis.
Angus
ResponderEliminarAsí es, todo relato puede analizarse y ser llevado al contexto que cada cual sienta y quiera. Al margen, hombre, todos los virus no son iguales, algunos no tienen medicamentos para convatirlos y llegan a ser letales.
SAludos.
Somos casi tan efímeros como ellos.
ResponderEliminarSaludos.
Toro,
Eliminar...y sin el "casi" también.
SAludos.
Sentirse libre, bello sueño.
ResponderEliminarSalu2.