Hoy día de la madre felicito a todas ellas por ser como son.
Precisamente este microrrelato dedicado al instinto maternal abre mi libro "Exprimiendo historias" enlazado en la columna derecha de este blog.
Anhelo
En su 72 aniversario pidió un
deseo: quería ser madre. A los nueve meses tuvieron que extirparle la vesícula
y los médicos se la dieron en un frasco. Ella en su casa le puso el nombre de
Esther y le acomodó una habitación. Diariamente la acunaba, le hacía mimos y le
contaba cuentos, pero no crecía. Se dirigió al pediatra para
consultarlo y de allí la llevaron ante un psiquiatra. A la pregunta
decisiva para ser internada confesó que era consciente de la farsa, todo había
sido fruto de sus ansias por tener una hija y la dejaron
marchar.
Ya en su casa, dirigiéndose al apéndice dijo: “Te pido perdón,
siempre supe que eras niño, a partir de ahora te llamaré Antonio y
te vestiré de azul.
Queda claro que la psiquiatría no es una ciencia exacta. ¡Qué sabrán ellos!
ResponderEliminarHola Manuela. Que historia más sobrecogedora, triste, muy sentida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Impresionante tu relato y tu protagonista linda para hacerle un monumento.
ResponderEliminarBellisimo, me encanto la primera vez y otra vez me sigue llenando el alma, que preciosidad . Un feliz día de la madre.
ResponderEliminarPobrecilla. Una historia agridulce, con su parte de ternura.
ResponderEliminarUn saludo, Manuela.
Menuda historia, al menos pudo volver a casa.
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces podemos confundir deseo con obsesión, muy bien llevado al extremo.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Que tristeza,la mente se dispara y nunca se sabe hacia donde va,abrazo.
ResponderEliminarTodas nos podemos equivocar 😉
ResponderEliminarBesos.
Que bueno es. Antonio, por fin, estará contento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Historia desgarradora, la obsesión puede llevar a estas dañinas consecuencias.
ResponderEliminarBesos.
Me encantó y enterneció ese relato de tu libro amiga mía. Al igual que el resto. Muchos besos y gracias por tus relatos. Tienen magia 💞
ResponderEliminarCada uno lleva sus traumas como mejor puede, pero no sé si es la mejor manera de afrontarlos :) yo habría probado con un perro o un gato....
ResponderEliminarMe parece fantástica la narración, y cuando digo ese calificativo me refiero a maravillosa, y a la vez triste. La mente no se deja engañar, tiene fuerza suficiente para hacer creer en el engaño.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Un saludo
Un micro muy bueno.
ResponderEliminarLas obsesiones conducen a situaciones anómalas e incluso perniciosas. Una vez me dijeron que expulsar una piedra del riñón era tan doloroso como un parto. A la pirmera piedra que expulsé estuve tentado de bautizarla con el nombre de Petra, ja,ja,ja.
Un abrazo.
Tuvo la habilidad suficiente para salir airosa de la consulta...
ResponderEliminarLo demás poco importa. "Creencias" como las suyas, abundan en la sociedad de hoy en día. Pero son tantas, y absurdas, y afectan a tanta gente, que "pasan" desapercibidas.
Abrazo Manuela. Bonita historia.
el azul mi color preferido cuando me visto
ResponderEliminarEs un micro, genial, de los tuyos. Tiene mucho de misterio y algo de intriga, casi como todo en la vida. Algunas veces los sueños se hacen realidad. Pero en general, vamos dando pasos para aceptar las cosas como son.
ResponderEliminarNo parece que sea fácil ser madre. Pero ella nos ha enseñado casi todo sobre la vida, o ha puesto las pautas para que lo descubramos, incluso cuando ellas aunque estén ya no nos conozcan o definitivamente, se hayan ido.
Desde fuera, podrían calificar la proyección de su ternura, de locura. Pero supo dar un capotazo al aislamiento y volver a su casa. ¡Qué valiente!
Felicidades a las madres, se encuentren donde se encuentren, ¡son parte de la vida!
Las creadoras de historias también, claro, Manuela.
Un abrazo.
Hola Manuela , un relato muy bueno y un poco duro ,ya que como dicen por ahí riba las obsesiones no son buenas.
ResponderEliminarTe deseo una feliz noche , besos de flor , del baúl de mis libros y juguetes.
El final me ha hecho reír Manuela, la obsesión por se madre puede llegar a estos extremos.
ResponderEliminarAbrazos.
Al menos pudo remedar su error.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Jajaja Manuela me ha encantado, me ha hecho sonreír el final aunque el trasfondo sea amargo. Siempre escribes de una forma original muy especial la verdad, me requetechifla!! :D
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