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Textos y fotografías de una realidad donde nada es lo que parece
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Lo previsible en literatura

 



Alex_Bon



En literatura parece haber una norma no escrita: si un texto es previsible, es un mal texto. Pero no hay que olvidar que en arte, en literatura, no hay reglas y así un buen escritor puede crear una obra previsible desde la primera página y que ésta sea una obra maestra.

Y es así porque hay historias que atrapan no por el desenlace, sino por cómo se llega a él.  Cada escena, cada giro, cada descripción, construye un camino que sostiene ese peso final ya anunciado.

No digo nada nuevo, muchas obras literarias comienzan por el final; a veces es el protagonista quien relata los hechos después de morir, o desde la celda donde cumple condena…  En una novela romántica, si es fiel a su género, se sabe antes de abrir el libro que el amor triunfa y la pareja se consolida. Simplemente el hecho de que leamos relatos cuyo denominador común sea el crimen, ya predisponemos que el protagonista o bien es el asesino o el muerto.

 

Un escritor que domine el arte de la narrativa puede hacer que la resolución de la historia, ya conocido por el lector desde el principio, sorprenda o incluso duela gracias a lo que ha ido construyendo a lo largo del relato. En estos casos, la tensión narrativa no radica en el desenlace, sino en aquellos obstáculos que el personaje va encontrando y las decisiones que va tomando. Se diría que la fuerza de la narración no reside en el final sino en el modo en que se hace vivir lo inevitable, inevitable porque el personaje no puede evitarlo ni el autor cambiarlo.


En resumen, a veces en un relato, en una novela, en una historia al fin, lo importante no es sorprender al lector, sino transmitirle la sensación de que cada escena lo acerca a ese destino ya anunciado, un camino que necesita recorrer para comprender.

 

La cuestión no es llegar, sino el camino a seguir. La vida misma.



 ©Manuela_ferca

 

 

La resistencia ludita —Roberto Augusto—

 




La resistencia ludita

Roberto Augusto

Editorial: Letra Minúscula

De venta en Amazon

Web Roberto Augusto

Web Letra Minúscula

 

 

 

La resistencia ludita es una novela que explora un futuro cercano. La inteligencia artificial avanza sin freno y el mundo se encuentra frente a una realidad para la que no está preparada, y lo peor, a un ritmo tan acelerado que no deja tiempo para reaccionar.

La lectura de esta novela lleva a una reflexión inquietante: ¿está preparada la humanidad para la revolución tecnológica que se avecina? ¿Compensa realmente llevar la tecnología hasta sus últimas consecuencias?

El autor nos recuerda que, a lo largo de la historia, cada avance significativo de la humanidad ha generado una reacción contraria por parte de la sociedad. Por miedo, por inseguridad, por temor a ver peligrar su modo de vida… Siempre ha sido necesario un tiempo de adaptación antes de aceptar el cambio.

Pero el problema con la IA es doble: por un lado, el ritmo al que avanza la tecnología no deja espacio para adaptación alguna; y por otro, los empleos perdidos no son reemplazados.

Estamos en los albores de todos estos acontecimientos, por eso el tema de la novela no puede ser de más importancia e incluso de actualidad.


Personalmente, la novela me ha entretenido, me ha interesado y me ha hecho reflexionar. Al comienzo
del capítulo 1, es cierto que me temí lo peor, pensé que iba a ser una historia violenta, dura, y es que arranca con una escena de mucha intensidad. Pero el tono se suaviza y a lo largo de los capítulos siguientes, la descripción del conflicto, que comenzó de manera agresiva, se vuelve más teórica, más centrada en los planteamientos de los dos bandos.

La polarización entre las distintas posturas ante la IA es clara creando una grieta que parece insalvable. En esta recreación transcurre la novela.

 

Se nota que detrás de esta obra ha habido un estudio previo exhaustivo. Técnicamente no tiene ni un solo pero. Se ve el dominio que el autor tiene sobre cómo crear una novela y cómo presentarla al lector. Se ha estudiado hasta lo más mínimo. Y como lector, se agradece.

La narrativa es sencilla, ágil, con una prosa pulida, sin palabras redundantes, ni frases superlargas. El estilo se ve cuidadosamente trabajado frase a frase, cada palabra se ve elegida con esmero.  Los capítulos están claramente definidos terminando unos en cliffhanger, otros contundentes con una cadencia perfecta.

También que haya los personajes justos, con nombres fáciles de recordar para no tener que hacer un croquis paralelo a la lectura, que los sucesos sean correlativos cronológicamente, que no se hagan referencias a temas que se tengan que buscar en Google para saber a qué hacen referencia… personalmente y una vez más como lectora, lo agradezco, al igual que agradezco que la letra de maquetación en el formato físico sea grande y clara sobre hojas color crema.

Todo hace que la lectura sea sumamente fluida, amén de interesante.

 

Pero centrémonos nuevamente en la novela. A medida que avanza, la filosofía se hace cada vez más patente, y nos obliga a pensar y a razonar junto a los personajes: ¿puede la tecnología sustituir al hombre?

El autor nos muestra los beneficios que acompaña a la IA:  La asistencia médica, los robots policías, asistentes en casa… pero también los aspectos negativos: los despidos, las desigualdades sociales, los riesgos a fallos críticos… Estos argumentos son los que marcan la diferencia entre los personajes; unos mantienen clara sus posturas, otros no dejan de plantearse dudas, posturas firmes o dubitativas que se contagian al lector, invitándolo a reflexionar sobre sus propias certezas y dudas al respecto.


Roberto Augusto es el autor de este libro y de muchos otros. Él mismo ha confesado que ha publicado
obras de géneros muy distintos, a menudo bajo seudónimo, lo que deja ver que es un escritor, y según reconoce, también un lector apasionado, al que le gusta explorar las distintas formas de expresión.

Al margen de sus publicaciones, es fundador de una empresa editorial, Letra Minúscula, con fuerte presencia en plataformas digitales y que cuenta, repartidos en las distintas redes, con más de cien mil seguidores, la mayoría de ellos aspirantes a escritores.

Letra Minúscula ofrece una amplia variedad de recursos para publicar un libro, especialmente orientados al autopublicado. Títulos como El arte de la edición o Escritores y redes sociales, forman parte de una extensa colección dedicada a la ayuda a los escritores, todos disponibles en Amazon, alguno gratis al suscribirse a su lista de correo, o durante ofertas especiales que realiza de manera recurrente. En su canal de Youtube hay talleres sobre maquetación para Amazon kdp o un curso gratuito sobre marketing.

 

Los directos que realiza los miércoles merecen especial reconocimiento. A partir de las 19h, en directo, responde durante más de hora y media a las preguntas sobre publicación que le hacen llegar escritores noveles, ya sea por Instagram,  Youtube,  Facebook… o correo electrónico.  Un esfuerzo que demuestra su compromiso con quienes están dando sus primeros pasos como escritores.

 

 

Pero lo mejor es hablar con él…

Antes que nada, agradecerte que hayas encontrado un momento para esta charla, sé que tu tiempo es especialmente justo. Comencemos por tu novela…

 

—La inteligencia artificial está muy presente en la literatura actual. ¿Qué dirías que hace especial tu novela entre tantas historias que ya abordan este tema?  

—Mi novela plantea un escenario posible a corto plazo. Nos sirve para anticipar y reflexionar sobre lo que ya está pasando y sobre lo que está por venir. En contra de lo que algunos puedan pensar, no se trata de una distopía, sino de un escenario probable, de una anticipación del futuro. Además, en ella se plantea de manera central el papel del Estado en el proceso de automatización acelerado que estamos viviendo, algo que no se aborda en muchas novelas del género. Es un texto que analiza el impacto de estas tecnologías en la sociedad y que plantea debates filosóficos y políticos que van a ser centrales en los próximos años.


 

—Tu libro La resistencia ludita, podría decirse que, en cierta medida, abarca géneros como la ciencia ficción, ensayo filosófico, romanticismo... ¿Qué tipo de lector crees que disfrutará más con tu obra?

—No me interesa escribir literatura de evasión ni fantástica. Para mí la novela es solo un instrumento para reflexionar sobre la realidad. Definiría esta novela como ciencia ficción política-filosófica centrada en el impacto social de la tecnología. Disfrutarán los lectores a los que les guste la literatura profunda, de ideas, a aquellos que quieran comprender el mundo futuro que nos espera.

 

—¿Qué reflexión esperas que el lector se lleve después de leer tu novela?

—Todo ha cambiado. La IA no es una herramienta, sino un cambio de era. La sociedad que conocíamos está muerta, aunque la mayoría no se ha dado cuenta. El paso de la realidad actual a un mundo 100 % automatizado va a ser traumático. Preveo una fuerte controversia social futura entre los que deseen avanzar con estas tecnologías y entre la mayoría de la sociedad, que puede llegar a temerlas y odiarlas (por eso hablo de una resistencia ludita, es decir, del rechazo hacia estas tecnologías). Me parece probable un escenario donde la IA, al menos en Europa, sea restringida en su uso, incluso prohibida. Creo que no se está prestando la suficiente atención al papel que el Estado va a tener en este proceso. Cuando millones de personas se queden sin trabajo van a buscar al político para que les solucione su problema. Las IA no votan, los humanos, sí.

 

Si pudieras conversar con uno de los personajes de tu novela ¿a quién elegirías y qué le preguntarías?

No siento ninguna simpatía por mis personajes. El protagonista de la novela, Enzo Pujol, es un ingenuo que es manipulado por los políticos y que se ve desbordado por la situación. El sistema lo utiliza a su antojo y se niega a aceptar que se ha convertido en parte del aparato de un Estado liberticida. Si pudiera conversar con algún personaje sería con Elisa, la mujer robot.


—Sobre la inteligencia artificial ¿crees realmente que la literatura puede influir tanto en la política como en la opinión pública?

—Es una herramienta más para generar un debate social y hacer que las personas se cuestionen el mundo en el que viven y en el que vamos a vivir. Creo que en este momento histórico es clave que los humanos nos planteemos el futuro que deseamos tener y las obras literarias que planteen ese debate son necesarias.


—¿Cómo ves la relación futura entre escritores humanos y la IA?

—Hay reacciones muy opuestas sobre este asunto. Muchos escritores, creo que la mayoría, aborrece estas tecnologías, las ven como una amenaza a su trabajo, y quizás tengan razón al pensar esto. ¿Qué pasaría si Kindle, por ejemplo, tuviera una IA incorporada que genera novelas al gusto de cada persona? ¿Y si las editoriales deciden que ya no vale la pena pagar el 10 % a un autor porque ellos pueden crear los libros que quieran con IA? Y esto no solo afecta a los escritores, sino a todos los creadores de contenido. ¿Qué sentido tiene publicar un vídeo cada día en YouTube cuando se puede crear un avatar digital totalmente indistinguible de una persona que haga vídeos virales las 24 horas del día, todos los días del año? Me aterra un mundo donde todo el contenido sea sintético, generado por IA. Por otro lado, muchos escritores están usando la IA, sobre todo Chat GPT, para planificar y corregir sus libros, como un asistente de escritura que les puede hacer mejores autores, más creativos y eficientes en su trabajo.



—La escritura es un camino en constante evolución para quien la practica. En tu caso ¿qué haces para seguir creciendo como escritor?

—Cada día intento innovar y aprender algo nuevo. Nunca había publicado una novela de ciencia ficción, a pesar de un ser un fanático del género desde siempre. Me formo constantemente y trabajo duro para ser un poco mejor cada día.


—Sabemos que un escritor carga con la responsabilidad hacia sus lectores, pero ¿cómo llevas esa carga cuando también eres referente y guía para otros escritores?

—Tengo los lectores más exigentes que existen: otros escritores. Son personas formadas, que han leído y que escriben. Sé que a mí no se me va a perdonar ni el más mínimo error. La presión es tremenda porque muchas personas están observando todo lo que hago, cada paso que doy con el libro. ¿Qué pasaría si en uno de mis libros hubiera una única falta de ortografía, una pequeña errata? Errores que en otros se pasarían por alto, a mí no me los perdonarían. Por lo tanto, no me puedo permitir fallar porque no está en juego solo mi prestigio como autor, sino el de Editorial Letra Minúscula, y tengo una gran responsabilidad con los autores que han confiado en nosotros y con mis empleados.


—Como escritor que además ayuda a otros autores a través de sus consejos y empresa, parece que no temes a la competencia. ¿Cómo manejas esa confianza en un entorno tan competitivo?

—Para mí no existe la competencia. No compito con otros, sino conmigo mismo, con mi capacidad de trabajo, de innovar y mejorar cada día. Me enfoco en aportar el mayor valor posible a mi comunidad, en ofrecer a los autores que confían en nosotros un servicio de extraordinaria calidad al mejor precio. Me centro en los autores, no en lo que hagan los demás.


—Somos conscientes, quienes escribimos, que es imprescindible publicitar nuestros libros en redes, crear comunidad como autor... Sin embargo, el mayor reto es la distribución del tiempo. ¿Cómo repartirías ese tiempo entre escribir, leer y dedicarte a las redes para promocionarte?

—Voy a decir algo que no es popular entre los escritores: tu libro es un producto. Tú eres un emprendedor que quiere vender algo a tus clientes, que son los lectores. No puedes pretender que tu obra se venda de forma mágica, sobre todo si te has autoeditado y no cuentas con el respaldo del complejo industrial editorial y mediático tradicional. Por lo tanto, debes dedicar todo el tiempo que puedas al marketing si deseas que tu libro llegue a ser conocido.

 

—Es evidente que dedicas mucho tiempo y esfuerzo a otros escritores, dejando menos espacio para tu propia escritura, descanso y vida personal. Aunque esto forma parte del crecimiento de tu empresa, lo cierto es que no todas lo hacen, no es imprescindible. ¿Has sentido alguna vez que toda esa energía no se ha visto compensada?

—Sí se ha visto compensada. Sin nuestro canal de YouTube Editorial Letra Minúscula no existiría. Tal como concibo esta empresa la creación de contenido para nuestra comunidad es imprescindible. Eso me permite llegar a muchas personas sin depender en exclusiva de la publicidad de pago.


—Pensando en quienes desean llegar a ser escritores, dinos un único consejo que les darías.

—Aprende marketing.


—Algo que añadir...

—No odies la IA, intenta comprenderla. Pregúntate cómo puedes incorporarla a tu vida para ser más productivo.

 

 

Gracias Roberto Augusto por venir a este blog, por compartir este espacio amigo en el que coincidimos día tras día quienes amamos leer y escribir. Tu presencia ha sido todo un lujo.

 

Roberto Augusto,  sinónimo de: generosidad y profesionalidad.  

 


 ©Manuela_ferca

 

 

 

Cábala. Cuentos imposibles

 




Quería anunciaros que acabo de publicar un nuevo libro:


Cábala, cuentos imposibles

 

Un compendio de trece historias donde la frontera entre lo real y lo imposible se desvanece.  Ya sabéis que, como escritora, este terreno es el que me define: lo inexplicable en lo cotidiano. Siempre me ha interesado ese momento, ese instante,  en el que la realidad vacila, y en mis libros se refleja.



Cada una de las trece historias nace de una grieta en la rutina, en la memoria, en lo que creemos comprender, no buscando en ello respuestas sino exponer preguntas que incomodan, que invitan a mirar dos veces. 


Este es un libro que vuelve a ser, como ya lo hizo Alta tensión, relatos de misterio y suspense, una invitación a cruzar esa frontera borrosa entre lo que es y lo que tal vez también lo sea. 



 

 

Esto son algunos de sus relatos que podéis encontrar en él:



 


El umbral de lo invisible

Nunca creyó en fantasmas, ni en señales del más allá. La vida, pensaba, era solo lo que se podía ver y tocar. 

Cuando una amiga le propuso sentarse frente a una ouija, aceptó sin dudar. Solo una broma, una noche para reírse.

Pero lo inesperado no necesita invitación. Siempre ocurre lo que no te esperas.

 





Vivos y muertos

Primero un eco, luego una sombra… Ya no hay duda: ha vuelto. No es una alucinación. Es ella. Cada día acercándose un poco más. Pero lo que intenta decirle no encuentra forma en palabras.

Solo una certeza: no ha regresado por nada.

 






Tras el enigma

Una puerta en un muro, un anciano que sin decir nada te entrega un libro… A veces es suficiente una incógnita para alterar el curso entero de tu existencia.

Lo aterrador siempre es lo que desconoces.

 

 

 



La foto

Le negaron el mérito de sus logros. Sus ideas, sus esfuerzos… todo acababa una y otra vez en manos ajenas, como si un sino le persiguiera. Pero él nunca perdió la esperanza. Estaba convencido de que algún día el mundo se rendiría ante su talento, aunque para ello tuviese que forzar al destino a rendirse, ese que parecía reírse de él desde algún rincón oculto.

Un día encontró una cámara fotográfica. En cuanto la sostuvo, sintió que tenía en sus manos la oportunidad de capturar algo único.

 

 




Ya sabeis, de venta en Amazon, en ebook  y pasta blanda, esta vez también en pasta dura.

Gratis para quienes tengáis Unlimited Kindle

 https://www.amazon.es/dp/B0F2ZHFRHS

 

 Ilustraciones de ©enriferca

 

 

Cuando el camino es largo, la honestidad lo sostiene

 




No todo libro que se vende es bueno, ni siquiera todos los libros que se venden se leen. Todos los libros buenos no se venden, tampoco todos los libros buenos se leen. Y es que los números nada tienen que ver con el arte. 


Dijo Antonio Gala: 

 

"Soy uno de los escritores que más vende en este país... y de los menos leídos.



 

Voy a remarcar que hablamos de calidad de la obra y no de este libro me gusta y aquél no. Un buen lector reconoce cuándo una obra está bien creada más allá de los gustos de cada cual, tema del que ya hablamos aquí un día.

 

No todo libro que se vende es necesariamente bueno. El éxito comercial que alcanzan muchas obras es ajeno a la calidad literaria y responden a una gran campaña publicitaria, a la fama del autor o incluso a una moda determinada en ese momento.

Es más, una vez comprado, nadie garantiza al autor que sea leído. Imaginemos que es para un regalo, o se compra y pasa a formar parte del atrezo de un estante.

 

También existen libros excelentes que nunca han llegado a ser virales y en consecuencia el autor no tiene el reconocimiento merecido.  Obras profundas, originales, que agonizan en silencio, porque su autor es desconocido y no posee un buen márquetin para impulsar su obra.

 

Las estadísticas, dicen, son engañosas, pero en el caso del arte el engaño es más evidente. El valor artístico de una obra es independiente al mercado, independiente al número de ventas que haga. Un autor puede vender mucho o no vender nada y eso no cambia la calidad de su libro.

 

Todo esto para decir que los escritores noveles, especialmente los autopublicados, deben creer en sus obras. Ahora bien, para esta confianza lo primero es la honestidad: ser sinceros consigo mismos. Esto implica revisar lo que han escrito con ojo crítico, pulir el texto, esmerar la presentación de la obra…

Escribir con honestidad no es buscar fórmulas fáciles, no es publicar lo que se cree que vende, escribir con honestidad es construir la obra lo mejor posible, con convicción de lo que se hace. Solo así el trabajo puede sostenerse en el tiempo, cuando nace de la verdad del autor. 

Cuando algo está bien hecho, antes o después, encuentra su camino hasta los lectores.

 





Ahora mi pregunta: ¿Conoces algún libro que sea una joya escondida, de esos que valen la pena, pero poca gente menciona? ¿Quizás un autor?

 

Indica título del libro, autor y si sabes la editorial o autopublicado y añado tu nombre y enlace de tu blog aquí en el cuerpo de entrada.






José A. García

Proyecto azúcar 


A mi me sorprendieron dos libros, en los últimos años, que por lo que recuerdo no han tenido mucha difusión.


Al primero llegué de casualidad, es: "El asesino hipocondríaco", de Juan Jacinto Muñoz-Rengel. Muy bien escrito, una historia extraña y atrapante.

El otro es "La piel fría" de Albert Sánchez Piñol, de este hay una película, pero es bastante mala y no le hace justicia a lo que narra Sánchez Piñol.





Josep Mª Panadés

Retales de una vida


Victus, de Albert Sánchez Piñol (veo que en otro comentario también se cita a este autor), que narra, con un trasfondo irónico, todos los avatares de la guerra de sucesión que acabó con la caída de Barcelona ante las tropas de Felipe V el 11 de septiembre de 1714.
Divertida e instructiva.





 ©Manuela_ferca





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