Relato
de Ramón Martínez Martín
La siniestra y gélida voz de su cabeza no dejaba de
ordenarle que entrara en el cementerio; pero la noche era demasiado oscura y el
miedo atenazaba sus pasos, dejándola inmóvil como una estatua más congelada en
el tiempo.
Un cuervo lloraba graznidos lastimeros sobre la puerta y
una densa niebla oscurecía el paisaje, sumiéndolo en penumbra. Desde la verja,
sin atreverse a entrar, Manuela distinguía cruces alzadas al cielo, tumbas
olvidadas y mausoleos sucios de tristeza. Un aroma a dolor y ausencia le calaba
hasta los huesos.
De pronto, la voz volvió a resonar en su mente y le
mostró un camino que, esta vez sí, comenzó a transitar con desgana. Parecía que
el destino mismo quisiera mostrarle algo.
El cementerio estaba desierto y un opresivo silencio fue
el único testigo de su pavoroso paseo. La muerte reinaba en una noche negra de
pesadilla, sin lunas ni estrellas. La fría guadaña amenazaba tormenta.
Mientras caminaba, Manuela no recordaba cómo había
llegado hasta allí y eso la aterraba aún más. No entendía nada, pero algo en su
interior la guiaba entre los pasillos custodiados por altos cipreses. De
improviso, sus pies se detuvieron ante una lápida gris y la voz en su cabeza se
calló para siempre.
Cuando alzó la vista y leyó su propio nombre grabado en
el mármol frío, Manuela lanzó un grito desgarrador hacia un cielo distante que
ya no la miraba.
El eco de aquel grito siguió resonando entre las tumbas
mucho después, hasta confundirse con el viento, como si el cementerio entero
respirara su miedo.
©Ramón Martínez Martín
Sí, soy la protagonista de este relato, así lo ha querido su autor, lo cual me ha hecho mucha ilusión.
Hoy lo primero que quiero es hablar de un género: el
romanticismo.
A menudo se confunde el romanticismo con el sentimentalismo,
con la dulzura… permitidme si llego a decir que se confunde con lo “ñoño” con
lo pastelero. El Romanticismo es una
corriente de pensamiento que se caracteriza por enfatizar la emoción y la
individualidad.
Ser romántico es mirar la realidad con inconformismo, es
tener la convicción de que detrás de lo visible hay algo más profundo. Es un
idealismo que impregna todo lo que alguien hace, una forma de mirar el mundo
con sensibilidad, pasión e intensidad. Más de uno se escandalizaría si digo que
no solo Bécquer es romántico, que también lo es Víctor Hugo, sí, Víctor Hugo.
Y es que en literatura, el romanticismo se manifiesta no
solo en poesía, sino también en novelas, ensayos… incluso en relatos de
misterio como el que hoy encabeza este texto.
El Grito, es un relato romántico porque el foco está puesto
en las emociones intensas y la introspección del personaje. La atmósfera oscura
y la muerte se presentan con belleza poética, el destino se vive como un idealismo
trágico. Incluso el miedo es una experiencia profunda mostrando la sensibilidad
ante lo trágico y lo sobrenatural, rasgos característicos del romanticismo
literario.
Resumen: el Romanticismo no es dulzura ni pastel, es emoción
y profundidad, es inconformidad y es vivir de manera intensa.
Ahora hablemos de este autor como ejemplo de romanticismo
contemporáneo.
Ramón Martínez Martín fue autor y administrador de un blog
literario que mantuvo durante largo tiempo, donde compartía sus poesías. Más adelante
publicó su primera novela, Magia, de la cual ya hablamos aquí. Posteriormente
tenemos su libro Autorretrato, antología poética de la que también hicimos eco.
No quiero dejar de mencionar los relatos que hemos creado a cuatro manos y
publicado en nuestras redes, junto a otro muchos que él mismo hace públicos.
Ramón Martínez es un escritor romántico, es un romántico por
excelencia. Es su forma de ver la vida lo que le hace romántico: sensible,
emocional, imaginativo, nostálgico, creativo… y se refleja en su obra, no podía
ser de otra manera.
Hablemos con él…
—El romanticismo es un tema tratado miles de veces, de hecho,
en estos tiempos es el mayor nicho literario. ¿A qué crees que es debido?
—Pocas cosas hay más auténticas que el amor. Nos hace
sentirnos vivos cuando lo disfrutamos y muertos cuando sufrimos por él. Es el
sentimiento más extremo y eso hace que dé mucho juego en la literatura. Las
pasiones siempre son atractivas y vivirlas a través de un buen libro, que las
trate con elegancia y buen gusto, es un auténtico placer que te engancha con
gran intensidad.
—¿De qué se nutre el romanticismo: de la esperanza o de la
nostalgia?
—Para mí puede nutrirse de ambas sensaciones. La
esperanza es la promesa de vivir algo auténtico y la nostalgia nos recuerda lo
que hemos perdido. A la hora de escribir, con ambas opciones se pueden crear
composiciones muy hermosas. Aunque si tengo que quedarme con una única
sensación, yo me quedo con la nostalgia. Siempre escribí mejor desde la
tristeza que desde la alegría.
—¿Qué crees que convierte una historia de amor en algo
creíble: el lenguaje, los personajes…?
—Los personajes son algo imprescindible. Deben tener
alma y estar bien pensados, para que cuenten con su propia voz, su propia
personalidad. Pero es cierto que el lenguaje ayuda mucho a que una historia sea
creíble y no un simple cliché. Los finales de las historias son también muy
importantes. Un buen final mejora todo el conjunto y uno malo puede echar por
tierra lo que parecía una gran historia de amor.
—Has escrito obras románticas, relatos de suspense… ¿En qué
género te sientes más cómodo?
—Creo que ser versátil es una gran cualidad para un
escritor y además te permite crecer y no encasillarte en un único género. Si
exploras otros temas, en los que quizás no te sientes tan cómodo, tu escritura
tiende a mejorar, porque es como un reto que te hace sacar lo mejor que ti. Yo
adoro escribir, es algo que hago desde niño y que me proporciona mucha
satisfacción, así que me siento cómodo en cualquier género. Lo importante es
que la historia sea buena y pueda sorprender o gustar al lector. El género es secundario
para mí.
—¿Hay diferencia entre escribir sobre lo vivido y lo
imaginado?
—Si escribes desde tu propia experiencia eres más
consciente de lo que escribes y puedes dotar a tu escritura de más verdad.
Desde la imaginación hay que hacer un ejercicio de coherencia para que la
historia sea creíble y para que tu imaginación no vaya en contra de la verdad.
Pero ambas opciones son básicas para un escritor. Uno se nutre de sus propias
experiencias, pero sin la imaginación seguramente las historias no vuelven
demasiado alto y no conecten con los lectores.
—¿De dónde resulta más difícil escribir, desde el dolor o
desde la felicidad?
—Yo me siento muy cómodo desde ambas versiones y creo
que lo que marca una opción u otra es tu estado de ánimo o lo que quieres
realmente contar. De nuevo insisto en que lo importante es tener una buena
historia entre manos, algo que pueda interesar al lector. En ese caso, sólo se
trata de desarrollar la idea con las armas que cada escritor tenga.
—¿Qué autores y obras marcaron tu vida, si es que se da el
caso?
—En poesía, claramente, destacaría a Bécquer, Lope de
Vega, Quevedo y Antonio Machado. Adoro escribir poesía gracias a ellos. Y en
cuanto a prosa, Zafón me marcó mucho, soy un gran aficionado a sus libros.
También me gustaría nombrar a Arturo Pérez Reverte y a Julia Navarro como
autores muy importantes para mí. Pero siempre digo que antes que escritor soy
un gran lector y uno que lee de todo, cualquier libro, cualquier género, así
que he tenido la suerte de leer a muchos autores durante mis más de 40 años como
lector. Eso hace que me resulte muy complicado quedarme con unos pocos nada
más. Siempre intento que una lectura me deje algo positivo que yo pueda
aprovechar de alguna manera.
—¿Cómo ves el tema, hoy en día, sobre ser autor independiente?
—Depende de tus expectativas. Si te conformas con
escribir y ése es tu mayor anhelo, entonces es una experiencia muy bonita y
gratificante. Si sueñas con ser un escritor consagrado o con cierta relevancia,
entonces puede ser muy frustrante, porque es casi imposible salir del anonimato
y de la invisibilidad sin una campaña de marketing importante y mucho apoyo
detrás de ti. Pienso que hoy en día el mercado está claramente saturado. Parece
que todo el mundo es capaz de escribir un libro o de publicar algo y en
realidad, esto no es así. Por ello se ven libros que son una auténtica falta de
respecto hacia el lector, por sus incoherencias, por sus faltas de ortografía,
por su mal estilo, por su baja calidad en general. Esto hace que paguen justos por pecadores y
que el lector se acerque a este mundillo con algo de escepticismo y le cueste
dar una oportunidad real al escritor, que no es otra que comprar sus libros.
—¿Qué es lo mas difícil y lo mas gratificante de autopublicar?
—Lo más difícil, sin duda, es darte a conocerte,
convencer a los demás de que tienes algo que ofrecer y de que no eres uno más.
Lo más gratificante es darle salida a tu imaginación y ver tu nombre impreso en
un libro. Esa sensación es maravillosa y única para los que amamos la
literatura. A mí hace que se me salten las lágrimas cuando veo mis dos libros.
Es algo muy especial.
—Si alguien leyera tus libros sin saber que son tuyos ¿qué diría de ti?
—Yo creo que diría que están bien escritos y que
tienen voz propia, mi particular estilo y personalidad. Mis libros pueden
gustar o no, que ya eso es muy subjetivo, pero yo siempre me preocupo de
ofrecer un producto atractivo y correcto, al menos desde el punto de vista
formal. Creo que es lo mínimo que se merecer un lector, que se le proporcione
el mejor trabajo posible. Yo lo intento y pongo toda mi alma en ello desde el
primer momento. No busco parecerme a nadie. Quiero ser Ramón Martínez Martín.
—Cuando escribes, ¿crees que es una manera de entender tus
propios sentimientos, o es una manera de escapar de ellos?
—De entenderlos sin ninguna clase de duda. Creo que no
se puede escapar de nuestro interior. Siempre está ahí. Forma parte de
nosotros. Pero escribir ayuda a conocernos, a comprender nuestros puntos
fuertes y débiles, a saber lo que nos emociona, lo que nos gusta. Así que
enfrentarse a un espacio en blanco es una oportunidad magnífica de entendernos
mejor y de sacar lo que llevamos dentro. Escapar de nuestros propios
sentimientos lo veo algo imposible.
—¿Puedes adelantarnos si tienes algo en mente, aunque sea a
largo plazo, en el mundo literario?
—Pues gracias a ti, fundamentalmente, soy un gran
aficionado a los relatos cortos y en los últimos tiempos me he animado a
escribir muchos. Así que me encantaría publicar un tercer libro que fuera una
antología de mis mejores relatos. Creo que sería una manera de cerrar mi
círculo como escritor y de demostrarle al mundo y a mí mismo que soy un
escritor versátil, ya que tendría en el mercado una novela, un poemario y una
antología de relatos cortos. Ojalá algún día pueda conseguirlo y este sueño se
haga realidad.
Y antes de despedirme quisiera darte las gracias a ti, Manuela, por esta entrevista. Pero, sobre todo, por ser un referente para mí desde hace ya muchos años. Tus relatos cortos me han hecho disfrutar mucho y me han hecho amar un género al que no era antes tan aficionado. Así que animo a todos los lectores de esta entrevista a que te lean. Se llevarán una muy grata sorpresa. Y bueno, si quieren darme también una oportunidad a mí, que se pongan en contacto conmigo y será un placer ofrecerles algo que les pueda resultar interesante y bonito. Hasta la próxima, escritora.
Para localizarle:
Ramón Martínez Martín
ramonmm78 en Instagram
rmartinezmartin en FB
Sus libros:
Autorretrato
Editorial Centinela 602 54 02 26.
Magia en Amazon





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