Las novelas “romantasy” arrasan.
Novelas que combinan el romance con una gran dosis de
fantasía. Está claro que son diseñadas para atrapar al lector, quizás un lector
joven o quizás no, la cuestión es que dragones, magia, mundos imaginarios,
amores imposibles… se entrelazan con
naturalidad para hipnotizar al lector, llevándolo a la fascinación capítulo a
capítulo.
Seamos claros, la mayoría de estas novelas son obras
efímeras, creadas para entretener más que para perdurar, pero ahí están,
cumpliendo su cometido.
Yo como tengo mucha imaginación, no puedo dejar de acordarme
de Amadís de Gaula, sí, salvando las distancias. Caballeros valientes,
amores imposibles, aventuras extraordinarias… fantasía precursora de lo que estamos viendo
hoy en día; una evolución de este género o subgénero que siempre ha seducido a
gran parte del publico.
Claro, ya solo queda que salga un nuevo Cervantes que
parodie estas historias y nos haga reír de nosotros mismos y de nuestro hechizo
por lo imposible, con un nuevo Quijote de la Mancha.
Mientras tanto, los lectores seguimos disfrutando de mundos
que nos permiten soñar. La mezcla de lo fantástico con lo sentimental mantiene
vivo el ansia de que nuestra imaginación vuele más allá de lo cotidiano. Así,
la “romantasy” se convierte en un puente entre el pasado y el presente de la
literatura popular.
©Manuela_ferca
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