El otro día, en una reunión de presuntos lectores, alguien
decía que volver a leer libros es perder tiempo.
A mí me ha dado por reflexionar.
La literatura es un prisma con muchos lados. Quedarse con
uno solo es una pena, es dejar de disfrutar de los demás.
Por supuesto que un libro cuenta una historia, pero no se queda
ahí.
Hay libros que, según el momento de la vida en que los leas,
lo extrapolas a situaciones distintas y recibes un mensaje que no percibiste en
la primera lectura. Es la experiencia vital la que hace que cada historia nos llegue
de una manera diferente.
Hay libros que, por su belleza, se releen más de una vez,
incluso pasajes sueltos: por sus descripciones, por sus diálogos, por la
emoción que transmiten, por los sentimientos que despiertan…
También hay libros que leemos demasiado pronto y que, al
cabo de los años y después de haber leído mucho, nos hacen darnos cuenta de que
no teníamos la experiencia lectora ni la cultura necesaria para comprenderlos
en toda su dimensión.
Releer no es perder tiempo. La lectura es una experiencia en
constante evolución y cada etapa de nuestra vida aporta una nueva perspectiva.
Y tú, ¿relees los
libros? ¿Por qué?
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