Esta entrada está especialmente dedicada a nuestro compañero en blog Esteban - Cayado de sándalo - porque él dio pie.
Hay frases que pasan por nuestras vidas sin dejar huella.
Otras, se hacen imborrables. No importa cuánto tiempo pase ni dónde las hayamos
leído o escuchado, siempre las recordamos, están ahí y viven por sí mismas, más
allá del lugar donde las hemos encontrado.
Quienes
escribimos sabemos que no se puede forzar una frase memorable; pero cuando llega,
la reconocemos al instante.
Quienes
leemos identificamos esas frases especiales porque no solo cuentan algo, sino
que acompañan, sacuden, conmueven, nos atraviesan, nos siguen, nos nombran, nos
reflejan…
Son frases que los escritores buscan sin buscarlas y los
lectores las encuentran cuando menos lo esperan. Para todos, esas frases son un
lugar al que siempre podemos volver.
Yo,
personalmente, me considero coleccionista de frases. Las voy encontrando en
libros, películas, en la calle… y las guardo en cuadernos.
Tengo
frases de todos colores y tamaños. Amarillas como soles que me iluminan el día,
rojas como luces de alerta, verdes que inspiran esperanza… Algunas son cortas
como un suspiro, otras largas como ríos que corren.
Pero volvamos a los libros. Si tienes alguna frase que te
haya marcado, que te haya gustado de manera especial y quieres compartirla, dime la frase, el título del libro y nombre de autor, la añadiré al cuerpo de esta
entrada.
Comienzo yo…
Manuela
Fernández -Dama de agua-
“…todos podemos dar algo. Una jirafa no tiene nada más
que ofrecer, solo lágrimas.” -Alexander McCall Smith, Las lágrimas
de la jirafa
©Manuela_ferca
.
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