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La hija del Caníbal -Rosa Montero-

 


La hija del Caníbal

Rosa Montero


Lucía, una mujer de mediana edad, lleva diez años junto a su esposo y este es secuestrado. De forma paralela a la investigación oficial, la protagonista decide investigar por su cuenta. En su búsqueda contará con la ayuda de un atractivo joven y de un peculiar hombre de ochenta años. Serán tres personas unidas por las circunstancias sin aparentemente nada que ver entre ellos.

La novela pone en escena las distintas etapas de la existencia: la juventud de uno, la madurez de Lucía y la ancianidad del tercero. Tres etapas de la vida que se ponen en conexión para explorar el significado de “crecer”.

Según la autora, se trata de una historia sobre la identidad narrada como thriller, y eso es precisamente lo que se percibe a lo largo de la obra: la constante búsqueda de la identidad.

Una obra que combina lo cotidiano, lo psicológico y lo social; a la vez explora la violencia y la corrupción.

Los personajes están muy bien definidos:

Lucía, la protagonista, analiza su vida y una identidad marcada por la rutina. Es una mujer obsesionada con la vejez, lo cual influye en cada pensamiento y decisión que toma.

Adrián, segundo personaje primordial. Representa la energía, la impetuosidad de la juventud. Es imprevisible y provocador.

Félix, el tercer personaje, un hombre mayor que encarna la experiencia aportando perspectiva y reflexión vital. A lo largo de la novela y de forma paralela, narra su propia vida, pudiendo ser ésta otra novela por sí misma, pero que aquí simboliza el paso por la vida.

La narrativa alterna momentos fluidos y cercanos con otros densos en los que se mezclan historias ajenas a la trama central, lo que a mi gusto aminora el ritmo de la lectura.

Con la lectura de esta obra, he aprendido vocablos como: vivaquear, probidad, ordalía.. y expresiones como “para mi coleto”.

La novela tiene profundidad sicológica y reflexiona sobre las relaciones humanas, sobre el paso del tiempo, sin perder el sentido del humor en muchas ocasiones. 

Algunas páginas tienen reflejos poéticos; otras se convierten en una lectura cruda y directa; otras ligera, reflexiva y contemplativa… mostrando así la complejidad de la vida y de los personajes. 

 

Con este libro me pasa algo curioso y es que me gusta a ratos. A ratos me encanta, a ratos me aburre, luego vuelve a atraparme… reflejo de sensaciones que la obra pretende transmitir.  


©Manuela_ferca


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Saldo final -reto para descubrir al culpable-

 



Saldo final  


—Eres endeble, pusilánime, nos has llevado a la ruina.

—No necesito un juez, solo tiempo —respondió Ernesto a su esposa.

—Vales más muerto que vivo ¿lo sabes?

—Y tú qué haces ahí parado, vete a la fábrica —espetó Ernesto a su hijo que con ojos de desprecio y un “te aborrezco” como respuesta, salió de la habitación.

Ernesto también salió. Se dirigió a su despacho, cogió la botella de whisky, un vaso y se sentó frente a su mesa.

Un trueno hizo que mirase hacia la ventana, creyó ver una silueta en el jardín.  Parpadeó y solo vio su propio reflejo. La tarde se había cerrado.

En su mente hizo repaso: “Los números de empresa están en rojo, las cuentas bancarias a cero… Todo controlado.”

 

Entró la criada sin llamar.

—Solo quieren tu dinero.

—Calla.

—Sabes que tu mujer te engaña y tu hijo solo busca tu empresa.

—¿Acaso yo no la engaño contigo y mi hijo no la va a heredar?

—¿Y lo que me prometiste? Tengo el equipaje hecho.

—Siempre te adelantas.  Vete, hablamos mañana.

 

Pasaron dos horas, la botella estaba vacía, el despacho olía a alcohol y humedad y el manillar de la puerta comenzó a girar. Era el contable.

—Llegas tarde. Dámelo y cierra la puerta tras de ti.

—Aquí tienes, pero falta lo mío.

Ernesto abrió el sobre. De los fajos de billetes separó unos cuantos y se lo entregó al contable.

Estando ya solo, sacó del cajón un pasaje de avión, lo guardó dentro del sobre junto al dinero y lo introdujo en el bolsillo interior de su chaqueta. Se levantó, pero un fuerte dolor le detuvo. Llevó la mano al pecho y sintió la sangre caliente entre sus dedos. Miró hacia la puerta y vio, medio oculta tras un cojín, la pistola que no escuchó. No alcanzó a decir nada.

 

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Volvemos al reto con un escritor invitado.

Os traigo la primera parte de  un relato  escrito por mí. No está completo, no. 

Comentad quién pensáis que es el asesino. 

Completaré el relato con la publicación de la última parte. Vendrá de la mano de un  autor invitado: David Breijo , peqpantx en redes

 


Pistas para resolver el reto:

 

.-Ernesto acababa de firmar un seguro de vida a favor de su mujer.

.-El hijo ambicionaba dirigir la empresa.

.-La criada estaba celosa de la mujer.

.-El contable tenía grandes deudas.



LO QUE PASÓ DESPUÉS

Por ©David Breijo  @peqpantx en redes

 

El grito de la criada al encontrar el cuerpo sin vida de su amo y amado, llamó la atención de la infiel nueva viuda y del ambicioso hijo. La policía apareció media hora más tarde, tras telefonearla una atormentada mujer del servicio, justo al momento en que llegaba el viejo amigo y también contable del empresario. No había cámaras ni huellas distintas a aquellos que estaban presentes. Nadie más había estado en la casa ese día. Quien lo hubiese hecho, estaba frente a las autoridades. Tras las oportunas preguntas a cada uno por separado, la policía solo se llevó detenida a la criada.

–La esposa desconocía que se había firmado un seguro de vida a su favor –justificó el detective a los presentes–. Nadie, salvo él, conocían la existencia de este documento. Matarlo, en la situación económica que muestran estos papeles –señalando con la cabeza los aportados por el contable y al documento en favor de su mujer escondido en un cajón de su escritorio–, sin saber ese detalle tan importante del seguro de vida, no la ayudaría. Al contrario de lo que ella le dijo, sin ese dato, para ella todavía era más valioso vivo que muerto. Eso era todo lo que ella sabía, por lo que queda descartada.

» El hijo ansiaba tener la empresa bajo su mando y poder saldar sus deudas de juego y otros placeres inconfesables. Pero era por todos conocidos que, de momento, para él la empresa solo sería otro problema mucho más grave. Su momento sería más adelante, en un posible futuro más propicio como le decía su padre que iba a llegar, cuando la empresa remontase. Ahora tiene un problema más grande a su espalda, no una oportunidad. No le conviene la muerte de su padre. Por eso, queda fuera de sospecha también.

» El contable era el primer conocedor de las cuentas. No tiene sentido tenerlo como sospechoso. Él no gana nada, si acaso pierde un cliente. En cualquier caso, le valdría solo con dejar de atenderlo como profesional. Como amigo, intentó ayudarlo, no hay indicio alguno de reyerta entre ambos. Su muerte no le reporta beneficio alguno.

» La criada, sin embargo, mantenía una relación secreta con él. Sin embargo, este no se divorciaba, ni daba señales de querer hacerlo. El hombre tenía un único billete de avión y algo de dinero en la chaqueta, pero nada firmado de divorcio ni un billete para ella. Sin duda, su idea era desparecer, lo que la dejaría abandonada aquí. La falta de dinero persistente de la familia la dejaría en la calle, con una mano delante y otra detrás. No podría reclamar nada, nadie la creería. Se sentía engañada, utilizada y humillada. Nadie la creería si dijese lo que tenía con él. Un acto inconsciente, una salida mal calculada por culpa de la rabia, el despecho, sin duda.

» Llévensela.

La criada, tras el oportuno juicio, acabó condenada, tanto por la ley como por la sociedad.

El hijo terminó luchando por su vida escondido en las calles de la ciudad, perseguido por acreedores de la peor calaña, y hostigado por su egolatría frustrada.

La viuda, junto con el contable, brindaban a diario con champán frente a los campos Elíseos.

–Por un momento llegué a pensar que nos descubrirían, cariño. Si no fuese porque tenía una relación con esa pordiosera, nos habrían desenmascarado.

–Tranquila, querida. La próxima vez tendré más cuidado.

 

©David Breijo  @peqpantx 


Gracias a David Breijo por haber aceptado la invitación a formar parte de este reto/juego literario. Así como a todos quienes han llegado en su lectura hasta aquí, guiados por la curiosidad.


Gracias a todos. 




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Cuentos de adúlteros desorientados -Juan José Millás




Cuentos de adúlteros desorientados

Juan José Millás

 

Colección de 27 relatos breves cuyo nexo son las infidelidades surgidas de matrimonios rutinarios.

Relatos en los que no se exploran las relaciones humanas en sí mismas, sino la psicología de quienes las protagonizan. El autor no se detiene en los sentimientos, su interés radica en comprender qué ocurre dentro de cada personaje para que actúe como lo hace.

 

El cepillo de dientes, El móvil, El sofá cama… son algunos de los relatos que incluye este libro que a partir de hechos triviales, convierte lo cotidiano en absurdo, incluso en patológico.  Todo envuelto en la ironía característica de Millás.

En estas historias el sexo aparece de manera natural, desvinculado del amor o de la entrega emocional: las relaciones son mero vehículo para indagar en la mente humana, ejercicio claro del realismo psicológico.

El estilo es directo, sin adornos innecesarios, con una narrativa fluida y frases largas que el autor domina con maestría en todas sus obras.

 

Entre los relatos destaco: El paraíso era un autobús, historia en la que un hombre y una mujer coinciden cada día en un mismo autobús. A partir de ese momento, y en silencio, se da una conexión entre ellos que perdurará. Sutil, emocional, delicada y melancólica, un amor estrictamente platónico, aunque en el prólogo se afirme que no existe el platonismo en la infidelidad.

Este relato es una oda al amor idealizado, al amor contenido. Una crítica a la soledad, a la incomprensión. Yo diría que es la nota discordante del libro, y a la vez, el relato más bello.

 

Una última puntualización: como ya sabemos, un libro de relatos contiene textos con un nexo común, pero cada historia debe aportar algo nuevo al lector. Pues bien, en este volumen hay textos que repiten la misma esencia, el mismo mensaje; incluso alguno termina casi con la misma frase que comienza el siguiente. Todos esos, a mi modesto entender, sobran.

 

Para resumir: humor negro, desasosiego existencial, y la maestría narrativa a la que Juan José Millás nos tiene acostumbrados.





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A bordo de la palabra

 



Un libro es el único vehículo que existe que no requiere combustible y no sabe de tiempo.

 

Con un libro podemos pasar un día de lo más completo sin movernos de nuestro sofá…

Por la mañana paseamos junto a Elizabeth Bennet por los alrededores de Longbourn, en silencio, disfrutando de la naturaleza.

Más tarde comemos uvas y vino en una antigua taberna de la vieja Salamanca, con un lazarillo que nos mira de reojo.

El té de las cinco lo compartimos con el Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo y el Lirón.

Cenamos en el refectorio de una abadía medieval, junto a una biblioteca laberíntica donde los monjes mueren de forma misteriosa. 

Y por la noche dormimos en un cortijo andaluz, mientras escuchamos cómo Azarías llama a voces a su Milana bonita.

 

Leer un libro amplía el mundo, lo multiplica hasta el infinito.

 

Ya lo dijo Emily Dickinson

 

“No hay fragata como un libro

Para llevarnos a tierras lejanas,

Ni corceles como una página

De poesía que salta y brinca.

Este viaje puede hacerlo también el más pobre

sin pagar el peaje de los tributos,

¡qué frugales el carro

Que transporta el alma humana!”

 

©Manuela_ferca