Había planeado aquel golpe durante meses: los horarios de la
joyería, el recorrido de la patrulla policial, la ruta de huida… Estaba
convencido de que sería rápido y limpio.
Con la dependienta no había problema, tendría su parte del
botín. Se conocían desde niños. Solo tenía que bajar a la bodega y permanecer
encerrada.
María, su novia, se cruzaría con él a la vuelta del
establecimiento para cambiar la saca del botín por una bolsa vacía —por
seguridad en caso de que alguien lo viera correr y lo detuviera—.
A una manzana, un coche los recogería: primero a él y luego
a María. Lo conduciría un viejo amigo, nostálgico de sus años de atracos.
Llegó el día. Cada uno estaba listo y en alerta, preparados
para ocupar su lugar. Todos pendientes
de que sus relojes dieran exactamente las 19:00.
Pero nada sale como se espera y estando dentro de la
relojería, una alarma saltó de manera imprevista. Su cuerpo reaccionó sin
pensar y salió corriendo.
En su
huida, al ser antes de tiempo, su novia no estaba a la vuelta como debía.
Siguió corriendo, cruzó la avenida sin mirar, sin soltar la saca que asía con
su mano derecha. Tampoco había llegado su amigo con el vehículo.
No sabía
a dónde dirigirse, vagaba de esquina en esquina hasta que un disparo lo
alcanzó. Cayó al suelo, desplomado, pronto en medio de un charco de sangre.
Sintió
que alguien le arrancaba la saca de su mano. Miró hacia arriba…
—¿Tú?
*-*-*-*-*-*-
Volvemos al reto con un escritor invitado.
Os traigo la primera parte de un relato escrito por mí.
No está completo, no.
Comentad quién pensáis que es el asesino, quién ha traicionado
al protagonista.
En los próximos días completaré el relato con la publicación
de la última parte. Vendrá de la mano de un autor invitado: Oscar Pino
Morillas
Pistas para resolver el reto
*La
dependienta guardaba cuentas que ajustar con el protagonista.
*María
lo había descubierto con otra mujer.
*El
amigo tenia muchas deudas.
Espero
tus deducciones, puedes echarle la imaginación que quieras :))
Mientras se desangraba en la
acera, vio su silueta alejarse con la saca ensangrentada.
¿Había sido solo uno, o la
traición era cosa de tres?
El plan era perfecto, sin
fisuras: el conductor, la infiltrada, la cómplice, todo estaba planificado al
milímetro. Y el botín a repartir era suculento.
Entonces, ¿por qué lo hicieron? ¿Fue
por avaricia, o había algo más?
Repasó los hechos.
¿Y si la dependienta hizo saltar
la alarma? ¿Ella estaba implicada? No veía por qué. Eran amigos de la infancia.
Incluso fueron novios en el instituto. Aunque luego, en la universidad, la dejó
por María. ¿Todavía le guardaba rencor, después de tanto tiempo?
Después estaba María. No apareció
donde acordaron. ¿Lo hizo por despecho? ¿Acaso sabía que la engañaba?
Qué decir de su amigo. De él sí
que no se lo esperaba. Maldito Judas. Sabía que debía dinero a gente chunga,
por eso le había propuesto el trabajo pero, ¿tan agobiado estaba?
Cerró los ojos para siempre sabiendo
que todos se la habían jugado.
Horas más tarde, el amigo fue
detenido en un garaje, junto al cuerpo de una mujer. La identificaron como
María, la pareja del finado. Durante el registro, se encontró una pistola y una
bolsa con sortijas de escaso valor.
Pero, ¿y las joyas más valiosas?
Nunca aparecieron.
Meses después, la dependienta
subió a un avión. Había dejado su trabajo —el estrés postraumático, decían—. Embarcó
rumbo a las Seychelles y jamás regresó.
Sonrió en su asiento.
Todo el mundo se preguntó de
dónde había sacado el dinero para el viaje.
Doy las gracias a Oscar Pino Morillas por haber aceptado la invitación a formar parte de este reto/juego
literario. Así como a todos quienes han llegado en su lectura hasta aquí,
guiados por la curiosidad.
Gracias a todos.
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